En el año 52 a.C los romanos seguían en guerra contra el levantamiento de los galos dirigidos por Vercingétorix y tenían bastantes problemas porque César había sido derrotado en Gergovia y a veces los abastecimientos eran asaltados por fuerzas galas. Los romanos alcanzaron a los galos cerca de la plaza fuerte de Alesia, y Vercingétorix, prudente, decidió encerrarse en Alesia. César, juzgando difícil el asalto, decidió sitiar la ciudad. Para ello, llevo a cabo una serie de preparativos y hizo unas fortificaciones férreas que impidieron la salida de los galos. Los galos contaban con 80 000 infantes y los romanos con 50 000 hombres.
Batalla.
Los galos, asustados ante el poderío romano y viéndose en un callejón sin salida, decidieron mandar una expedición de socorro y despacharon a toda la caballería de Alesia. Los romanos no pudieron interceptar a la caballeria porque las fortificaciones no estaban acabadas y al final los jinetes lograron alcanzar tierras galas, donde tuvieron un buen concurso a la hora del reclutamiento.
En Alesia, día tras día, la situación emperoaba. Vercingétorix, viendo que los víveres se acababan, sacó a toda la población civil de la ciudad. Los romanos se mostraron tan implacables como los galos. Los civiles se quedaron entre los dos campamentos enemigos y al final acabaron muriendo de hambre. Se racionó las comida, los hombres bebían su propia orina y los más fuertes tenían prioridad a la hora de alimentarse. Los romanos habían acabado por completo las fortificaciones y esperaban la rendición de Vercingétorix en cualquier momento. Tras un mes de larga espera, el ejército de refuerzo llega a Alesia. 200 000 hombres llegan en auxilio de Vercingétorix para aplastar a los romanos, comandado por Eporedórix y Viridomado (heduos) y Vercasilauno, arverno. Decidieron atacar conjuntamente con Vercingetorix por el día, y después, por la noche, con más éxito. Sin embargo, las fortificaciones romanas, plagadas de cepos y estacas, retrasaban lo suficiente a los galos de Vercingétorix y dejaba tiempo de maniobra a los romanos. Al día siguiente, Vercasilauno lanza un ataque masivo con 60 000 hombre a la zona más débil de la fortificación, el monte Rea, mientras Vercingétorix hacía una salida conjunta. La situación para los romanos era desesperada, y César, a la desesperada, atacó con 6 000 jinetes a la retaguardia de Vercasilauno. Los galos, sorprendidos, y rodeados, comenzaron a huir. Vercingétorix, al verse derrotado, sin víveres y sin moral, capitula. Se calcula que murieron unos 50 000 - 80 000 galos frente a unos 10 000 romanos. Esta victoria fue decisiva a la hora de aplastar la rebelión de las tribus galas.
Fortificaciones romanas en Alesia
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